Estas 36 cabras en los acantilados no conocen lo qué es el miedo
Cada animal salvaje tiene un especial nicho medioambiental en el que se ocupa de sobrevivir, y las cabras salvajes de montaña han evolucionado para ocupar algunos de los más extraños y difíciles nichos ecológicos de ahí fuera - los acantilados escarpados.
Estas cabras no están locas - los acantilados en los que pasan la mayor parte de sus vidas les confieren numerosos beneficios, incluyendo la protección de los depredadores terrestres ligado al suelo, forraje, y el acceso a piedras de sal. Los fuertes vientos que barren estos acantilados libres de nieve también exponen los pastos resistentes que estas cabras comen, así como las sales minerales expuestos que les gusta lamer.
Algunas de las imágenes aquí son de cabras de las Montañas Rocosas de los EE.UU. Esta especie es técnicamente una cabra-antílope, sin embargo las otras imagenes de cabras, como la cabra montés alpino o rebecos, son verdaderas cabras.
Estas cabras tienen adaptaciones especiales que les permiten navegar por sus ambientes montañosos escarpados con facilidad. A diferencia de la pezuña de un caballo, sus pezuñas son hendida, lo que significa que se pueden esparcir su peso y agarrarse al suelo. Los bordes sus pezuñas son rígidos y duros, mientras que en el centro son más suaves, lo que les permite agarrarse a pequeñas grietas o superficies irregulares y rocosas. Algunos de ellos incluso tienen almohadillas ásperas, las desigualdades de la piel entre sus pezuñas le ayudan aún más a agarrarse en las superficies alpinas.
Imagen superior: Aladdin Shishani
Y si no hay acantilados a mano ...
