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Djerbahood: el arte callejero de Erriadh

Djerbahood: el arte callejero de Erriadh

La aldea soñolienta de Erriadh, en la isla de Djerbam, o Yerba, en Túnez, fue una vez conocida como la “isla de los sueños”. Es principalmente un lugar de peregrinación, siendo el hogar de la más grande y antigua sinagoga en el norte de África (sinagoga de la Ghriba) que lleva en uso continuo desde hace más de 2.000 años.

Aparte de algunos peregrinos, el pueblo acoge a muy pocos extranjeros. No hay grandes empresas ni hoteles en Erriadh. Únicamente pequeñas casas con arquitectura bereber tradicional con patios abiertos y cúpulas. Pero en los últimos años, esto ha estado cambiando. La principal atracción de Erriadh hoy en día es el arte callejero.


El arte en Erriadh se inició en el año 2.014, cuando Mehdi Ben Cheikh, un galerista de París y tunecino de nacimiento, invitó a más de cien artistas de treinta países distintos para realizar un ambicioso proyecto llamado “Djerbahood”. Cheikh ha estado movilizando el movimiento de arte callejero por más de una década. En 2.013, invitó a más de un centenar de artistas a pintar un edificio de apartamentos de 10 pisos abandonado que estaba a punto de ser derribado. Este proyecto del edificio terminó siendo una de las exposiciones colectivas de arte callejero más grandes de Europa. Cheikh afirmó que lo que haría en Erriadh sería el proyecto de arte callejero permanente de mayor envergadura en el planeta.


Ben Cheikh obtuvo permiso del Ministerio de Turismo de Túnez y del alcalde de Erriadh, así como de los propietarios individuales de casas y comercios para iniciar el proyecto. Esto resultó ser no tan fácil, ya que muchos tunecinos consideran el graffiti como vandalismo.

“Al principio, los lugareños realmente no entendían lo que estaba tratando de hacer”, dijo Ben Cheikh. “Pero este proyecto no se trata de vandalismo. Es una verdadera exposición con una auténtica escenografía“.


Una vez que obtuvo el consentimiento, algunos propietarios comenzaron a dar opiniones sobre cómo querían la obra de arte que se plasmaría en sus paredes, mientras que otros dieron a los artistas vía libre para pintar como desearan. Durante los siguientes meses, los artistas realizaron más de trescientas obras en las paredes del pueblo, transformando Erriadh y sus alrededores en un gran museo de arte al aire libre.

“Me encantaría ver toda la isla de Yerba sirviendo como lienzo para el arte callejero”, dijo Ben Cheikh. “Espero que los lugareños mantengan el proyecto vivo una vez que nos vayamos de aquí”.













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